domingo, 3 de mayo de 2009
El ser humano, ciertamente, es una criatura que necesita esperanzas, de ahí que el haber creado un discurso como el del “progreso” haya calado tanto en tanta gente, aunque como ya se sabe y como lo ya lo dijo Kafka en su momento “Creer en el progreso no significa que haya habido progreso”. ¿Lo hemos alcanzado hoy día? Aquí la palabra clave es “creer”, el tener la esperanza, o el haber logrado que los demás creyeran y alimentaran falsas esperanzas. El progreso, así como el desarrollo (no pondré más comillas en estos vocablos), son las palabras clave del discurso que, de entender los burros nuestro idioma, servirían para legitimar su eterno andar tras la zanahoria, la cual nunca alcanza aunque arrastre kilómetros la carreta donde está sentado aquel a quien beneficia, el mismo que por casualidad sostiene con el palo y la cuerda, la motivación del burro
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